Abstract (English)

This study employs anthropological methods to examine how the hidden curriculum in secondary schools reproduces gender hierarchies through spatial organization, pedagogical practices, and everyday social interactions. Using a multi-sited ethnographic approach combined with participatory research methods—including photovoice, surveys with 256 students, and social mapping workshops—the research investigates three educational institutions across diverse sociocultural contexts. Drawing on feminist anthropological theory, findings reveal how seemingly neutral school spaces and routines function as cultural mechanisms that naturalize gender inequalities. The ethnographic data demonstrates significant regional variations in how these gendered practices manifest, reflecting broader sociocultural patterns that anthropological analysis helps to contextualize. The spatial segregation observed serves as a material embodiment of symbolic gender boundaries, where playground territories, classroom seating arrangements, and faculty spaces become sites of negotiation and resistance. This anthropological perspective offers critical insights for decolonizing educational policies by challenging universalist frameworks that ignore gender, ethnic, and cultural diversities. The study contributes to anthropological critiques of hegemonic educational systems by proposing concrete policy interventions: culturally-responsive teacher training programs, participatory redesign of school spaces, and institutional protocols for addressing gender-based violence that acknowledge local cultural contexts. These findings demonstrate how anthropological research can inform transformative educational policies that recognize the embodied, spatial dimensions of gender inequality in diverse educational settings.

Resumen (Español)

Este estudio emplea métodos antropológicos para examinar cómo el currículum oculto en escuelas secundarias reproduce jerarquías de género a través de la organización espacial, prácticas pedagógicas e interacciones sociales cotidianas. Utilizando un enfoque etnográfico multi-situado combinado con métodos de investigación participativa —incluyendo photovoice, encuestas con 256 estudiantes y talleres de mapeo social— la investigación analiza tres instituciones educativas en diversos contextos socioculturales.
Fundamentándose en la teoría antropológica feminista, los hallazgos revelan cómo espacios y rutinas escolares aparentemente neutrales funcionan como mecanismos culturales que naturalizan las desigualdades de género. Los datos etnográficos demuestran variaciones regionales significativas en cómo estas prácticas generizadas se manifiestan, reflejando patrones socioculturales más amplios que el análisis antropológico ayuda a contextualizar. La segregación espacial observada sirve como una materialización de fronteras simbólicas de género, donde los territorios del patio de recreo, la disposición de asientos en el aula y los espacios docentes se convierten en sitios de negociación y resistencia.
Esta perspectiva antropológica ofrece reflexiones críticas para descolonizar políticas educativas mediante el cuestionamiento de marcos universalistas que ignoran las diversidades de género, étnicas y culturales. El estudio contribuye a las críticas antropológicas de los sistemas educativos hegemónicos proponiendo intervenciones políticas concretas: programas de formación docente culturalmente sensibles, rediseño participativo de espacios escolares y protocolos institucionales para abordar la violencia de género que reconozcan los contextos culturales locales. Estos hallazgos demuestran cómo la investigación antropológica puede informar políticas educativas transformadoras que reconocen las dimensiones espaciales y corporalizadas de la desigualdad de género en diversos entornos educativos.